El difícil arte de ser DOS… y seguir siendo UNO
“La paradoja del amor es ser uno mismo, sin dejar de ser dos”:
Erich Fromm, “El arte de amar”.
“No hagáis del amor una atadura…
Estad juntos pero no demasiado juntos”:
Kalil Gibrán, escritor libanés.
Colaboración de
Roque Herrera Michel
Una de las condiciones que pone más en riesgo la libertad y la autonomía de un ser humano es la vida de pareja.
Cuando tenemos un amor a nuestro lado empezamos a preocuparnos de cómo hacer feliz al otro sin olvidarnos de nosotros mismo y de nuestras propias necesidades e intereses y cambiarlos por los de esa otra persona. Nos preguntamos ¿cómo no dejarnos absorber por él o ella y mantener la propia identidad y nuestros sueños?
Existe la creencia de que el ideal de una relación amorosa es fundirse con otra persona, pero sin perder la propia identidad y el derecho a un espacio individual. Es construir un nuevo mundo entre dos, con un espacio en común, a partir de dos mundos diferentes forjados en el pasado.
Partamos del hecho de que no puede haber una pareja feliz, sin la realización de cada uno de sus componentes. El célebre escritor y poeta libanés Kalil Gibrán lo había escrito alguna vez : “Amaos el uno al otro, pero no hagáis del amor una atadura… Estad juntos pero no demasiado juntos”.
En última instancias la vida de pareja significa compartir confiadamente con otro ser la vida, los proyectos y los planes a futuro. Pero sin que ninguno de los dos sepulte y sacrifique su propia personalidad e independencia. Seguir siendo el que se es pero enriquecidos y renovados de manera mejorada a partir de la relación que se disfruta.
EL AMOR: POSESIVIDAD Vs. AUTONOMÍA
Como decía hace un siglo el filósofo argentino José Ingenieros, la vida matrimonial o en pareja nunca puede ser una inmolación o anulación de sí mismos en pro de la felicidad de uno sólo de los miembros o de los hijos.
Esta visión surgió de la equivocada interpretación de aquella vieja frase “el amor es dar todo por el otro, sin esperar nada a cambio”… Esto históricamente se vio reforzado en culturas machistas en que la mujer casi siempre era la que calladamente cedía a las disposiciones y decisiones de su marido.
Es así como aún existen parejas que copian ciega e inconscientemente el antiguo estilo de relaciones de sus padres en vez de crear uno diferente que se adecúe a sus personalidades. Todavía se ven casos de mujeres que dependen de la voluntad de su pareja hasta en las decisiones más pequeñas (ver un programa de televisión, usar ciertas vestimentas, salir con sus amistades, etc.)
Uno de los factores que más inciden en la carencia de autonomía son los factores económicos en especial cuando uno de los miembros de la pareja no posee ingresos (o posee bajos ingresos) y depende de él o ella para el sostenimiento propio y del hogar.
En este sentido de conservar la autonomía y la propia identidad en el amor se han descrito tres tipos de parejas:
- Parejas tóxicas: en que uno de los miembros (de temperamento dominante) en forma posesiva absorbe al otro, opacando o anulando su personalidad.
- Parejas literalmente en unión libre y voluntaria: Sin ataduras y compromisos que los obliguen. Cada uno por su lado conserva las riendas de su vida. Dos soledades que se acompañan en algunas actividades. El gran riesgo de este tipo de pareja es que la relación se vaya distanciando y enfriando con el paso de los años.
- Parejas que respetan las diferencias y que construyen experiencias que los unen. En ocasiones se alejan brevemente el uno del otro actuando con ‘libertad responsable’ para luego reencontrarse con más fuerzas para compartir con el otro sus descubrimientos. Para esto se requiere tener una relación madura y de alto grado de confianza mutua.
EL DERECHO A CONSERVAR LOS PROPIOS ESPACIOS Y GUSTOS
Una lucha que se percibe en diversas relaciones de pareja de convivencia prolongada es la insistente búsqueda de sus miembros por mantener su propia identidad, intimidad y autonomía, hacer las cosas a su manera y conservar ciertos espacios de libertad e independencia.
En ocasiones estas parejas viven algunas situaciones de conflicto debatiéndose en el dilema entre estar fusionado en comunión con otro pero manteniendo espacios de autonomía. Bien decía el psicoanalista Erich Fromm en su clásico libro ‘El arte de Amar’ que: “La paradoja del amor es ser uno mismo, sin dejar de ser dos”.
El amor a otra persona nos obliga a que hay que vencer el egoísmo de imponer autoritariamente la propia personalidad y gustos a la pareja la cual podría terminar sintiéndose “ahogada y absorbida” por una relación en la que él o ella no es genuinamente feliz.
Es por eso aconsejable ser lo más auténticos posibles en nuestras relaciones de pareja. Para esto se requiere ser valientes para actuar sin máscaras ni fingimientos, aceptando en su realidad al otro(a), sin autoengaños ni escondites, para recíprocamente ser sinceramente aceptados por él o ella. Es necesaria una buena dosis de ser francos para comunicarse asertivamente lo que sienten o lo que temen o desean.
Vale advertir que en esa convivencia convenida, de vez en cuando hay que complacer a la pareja y acompañarlo(a) a hacer actividades que no son cien por ciento de nuestro gusto. Esto incluye aceptar aspectos de su personalidad, visitar sitios, compartir aficiones o gustos con los que a veces no estamos muy de acuerdo. Son pequeños ‘sacrificios’ que nos hablan de una verdadera compañía, aceptación, respaldo y amor al otro.
De igual manera resulta saludable para los dos miembros de la pareja que, practicando una ‘libertad responsable’, en ocasiones se tome distancia por un breve tiempo para respetar los espacios y ‘dejar respirar’ a su consorte. Reiteramos que siempre y cuando no vaya en contra de los valores (tales como confianza y fidelidad) que sustentan la integridad de la relación. Es de reconocer que los reencuentros tienen la adrenalina suficiente para dar nuevos ‘aires’ a la relación.
Los de antes decían que “nadie es feliz con el consentimiento ajeno”. En consecuencia la recomendación principal en esto del ‘amor entre dos’ es ‘dejar ser’ al otro en su genuina esencia. Ayudar a ese ser que profundamente queremos a la plena realización de sus sentimientos, gustos, potencialidades y talentos. De eso depende la felicidad entre Dos seres que se aman pero que cada cual sigue siendo UNO.
roquehmichel@hotmail.com