Por Álvaro Suescún T.
Una nueva exposición de tallas en madera del maestro Efraín Argüello desde el miércoles 24 de septiembre en el Club ABC, contribuye a dinamizar el muy breve trayecto de muestras de artes plásticas en este año.
Efraín Argüello conoce a cabalidad el oficio escultórico, lo planifica con formalidades a veces excesiva, para elaborar sus maquetas pensando en las formas con disciplina creativa, calculándolos con detalle en sus trazos sobre el papel. En materia de logros no tiene metas definibles, es un transformador artístico desde lo desconcertante, con lo inexplicable, con realidades paralelas a las convencionales que forja con la persistencia de su trabajo silencioso, con estos retos se lanza a la búsqueda en la experimentación, por lo que nadie podrá dejar de reconocerle su bien ganado título de maestro en el arte de la escultura.


Su especialidad son unas exuberantes construcciones en madera, otras veces es el metal la materia de su lenguaje, en las que sobresalen pronunciados relieves que amansa en curvaturas, consiguiendo esas formas principales que le dan argumento a la composición, en una perspectiva única que termina siendo trascendental en su plan de trabajo.
En ellas se advierte que no debemos angustiarnos si a veces no las comprendemos, porque son unas geografías orgánicas con estructura de manglares, que se resisten a conseguir formas definidas y que invitan, en su aparente complicación, a liberarnos de todo lo que nos retiene- No como exigencia sino como un signo sobreviviente de las periódicas catástrofes que nos quitan el sueño y que solo encontramos en la placidez que produce el arte.

Por eso sus piezas escultóricas tienen vida propia, las matiza aprovechando la opacidad en la textura de la madera, esos caminos vegetales que reanima con sus magistrales golpes de mano aplicados en los contornos, elaborando con suma paciencia un concepto renovado de nuestra realidad.
Esta exhibición invita a tomarse nuestras plazas y avenidas con proyectos de arte público, de manera osada, que bien pudieran acompañar las vidrieras monumentales que se exhiben en algunas rotondas, ventanas de sueños que ya son parte de la gran vitrina que se ha abierto en nuestra ciudad para incitar a propios y a extraños a mirar el horizonte alcalino, desde el breve trayecto de la calle que nos hace permanentes invitaciones a arriesgarnos con otros gestos mayores. De la misma manera que se observa en las grandes capitales, desde Marsella hasta Melbourne, pasando por Nueva York y Ciudad de México, donde se exhiben las que se han considerado las esculturas públicas más impactantes del mundo moderno.
Pareciera que empezáramos a entenderlo y por eso lo celebramos como un acontecimiento insólito en el que sobresale la impactante presencia de Toti Vergara, acompañando a la gran Diva del mundo, nuestra incomparable Shakira, erigidas en la gran vidriera que ahora es el malecón de nuestro río. Esto nos da motivos para invitar a las autoridades distritales a pensar también en la escultura como elemento artístico, para dar forma desde lo tridimensional a materiales mediante tallado, modelado, fundición o ensamblaje, con el fin de crear volúmenes que transmitan ideas, emociones y narrativas culturales. Es decir, a generar una narrativa propia desde nuestra idiosincrasia. Así dejaríamos huellas transitables y reconocibles en el espacio público, para que nuestros visitantes ocasionales y a quienes aquí compartimos los días, nos identifiquemos con la importante presencia de la escultura en nuestra ciudad.