Por José Consuegra

Este siete de mayo es una fecha esperada con inmensas expectativas por quienes cultivan la fe católica. Ese día se dará inicio al cónclave que reunirá a 133 cardenales del mundo entero para elegir al sucesor del papa Francisco, fallecido en abril pasado, cuya huella trascendió el catolicismo y lo posicionó como un líder mundial en el tema de la paz. Igualmente, es indiscutible su cercanía, calor humano y su mensaje de amor hacia la humanidad y su persistencia en la necesidad de justicia social, equidad e inclusión.El cónclave en que fue escogido el cardenal Jorge Bergoglio tuvo una duración de solo dos días, expresivo del carisma y el liderazgo que en él reconocía el Colegio Cardenalicio. Históricamente, el que más se extendió fue el convocado tras la muerte del pontífice Clemente IV, que comenzó en 1268 y acabó luego de tres años de votaciones; durante este murieron tres cardenales por inanición. Esta compleja reunión motivó a la Iglesia a cambiar las reglas para la elección de los papas.La pregunta que nos hacemos muchos, tanto fieles católicos como de otras vertientes religiosas, inclusive, no creyentes, es: ¿cuáles son las características que debe tener el nuevo pontífice para liderar a la comunidad católica y continuar el camino del papa Francisco de inspirar y gestionar los cambios de los que está ávida la sociedad global? Cuando se llega a este análisis es imprescindible tener en cuenta que el pensamiento del último obispo de Roma fue considerado muy liberal por el sector tradicional del catolicismo, debido a su apertura y compromiso en temas álgidos como el matrimonio, la sexualidad, el capitalismo, la depredación del medioambiente, etc., algunos de los cuales, históricamente, han sido considerados tabúes inamovibles. Al mismo tiempo, fue firme en condenar el aborto, señalando que la preservación de la vida debe estar por encima de todos. Igualmente, de manera reiterada, pidió perdón por los abusos sexuales en la iglesia.Por su enorme trascendencia política, religiosa y su liderazgo, la humanidad requiere un papa que siga dinamizando la iglesia, comprometiéndola en el abordaje y superación de las problemáticas que afligen hoy a la sociedad.Así mismo, es sustancial la influencia positiva de una voz coherente, inteligente y fuerte sobre los enfrentamientos entre países que mantienen convulsionado el escenario geopolítico.Con optimismo, estamos atentos a la decisión que, para bien de la sociedad global, tome el Colegio Cardenalicio y que nos será confirmada con el tradicional humo blanco.
Tomado de El Heraldo