Una educadora insigne al servicio de la salud
Ha sido docente toda su vida. Duró veintiocho años como maestra en el Colegio Barranquilla para Señoritas, y treinta y cuatro como profesora de la Universidad del Atlántico, donde estudió Licenciatura en Biología y Química.
Ruby Bolívar Caballero renunció a su labor académica para trabajar al lado de su esposo, el docente Carlos Ariza González, médico especialista en áreas administrativas de la salud, y de sus hijos, Carlos Andrés, Alexander Alberto y Orlando Mario, todos médicos.
Esta familia formada con disciplina y dedicación creó la Clínica Los Almendros, nombre en honor al barrio donde funciona. Queda cerca de la Circunvalar; hace parte de Soledad y colinda con Barranquilla.
Ruby y su esposo forjaron una carrera con sacrificios para que sus hijos tuvieran una buena educación porque para ellos: “la educación es el pasaporte a la paz”.
En el mes de la mujer la invitamos para que nos hablara sobre la clave de su éxito.

Ella todo lo planifica; por eso no se estresa y cumple con las metas que se propone. Además es muy organizada. Mientras era profesora ayudaba a su esposo en la Clínica.
Trabajaba en ambas partes y al mismo tiempo se preparaba haciendo especializaciones y maestrías.
En la Universidad del Atlántico le dieron menciones de honor por los resultados en acreditación de programas.
Ahora está dedicada por completo a la clínica porque cada día crece más. Es una IPS donde atienden pacientes de EPS, Sisbén y privados.
Su paso por el magisterio le dejó grandes satisfacciones como ver a muchos jóvenes hoy ejerciendo sus profesiones.
En este trabajo se siente realizada porque tiene algo en común: la labor social.
En la clínica ejerce la docencia porque orienta al personal con mucha pedagogía. Cuando apareció el Covid 19 desarrolló un programa de bioseguridad como promoción de salud.
Se manejó orientando a la gente con el auotcuidado y el cuidado a los demás. “Mucha pedagogía para que la gente aprendiera. En la parte administrativa no tuvimos un solo caso de Covid, gracias al programa de bioseguridad. Como no se podía paralizar la clínica se repartió el trabajo en casa. Los que fallecieron en la clínica fueron porque llegaron muy complicados”.
Como Subgerente administrativa financiera redacta las políticas de trabajo a los comités de calidad y mantiene un contacto directo con los empleados.
Además del personal administrativo, trabajan en la clínica cincuenta médicos entre generales y especialistas, y un promedio de setenta enfermeras.
“Hace poco vinculamos a una psicóloga para el bienestar de los empleados, porque de ellos depende el funcionamiento de la clínica”.
Ruby se siente feliz en este trabajo porque su gran anhelo cuando terminó bachillerato era estudiar Medicina, pero en su época no había facultad en Barranquilla.
Cuando iba en la mitad de la carrera de Biología y Química, la Universidad Libre abrió la facultad de Medicina. Pero ella prefirió terminar lo que había empezado.
Por eso trabajar en la clínica la llena profesionalmente por su amor a la ciencia.
Entre sus planes está seguir desarrollando otros proyectos; entre otros, uno para la tercera edad. “Que esta población encuentre un ambiente natural y atención de salud, con una granja y vegetación. Algo novedoso… Una especie de ecoturismo”.
Ruby nació y creció en el barrio Olaya, tradicional en Barranquilla. Estudió en la Concentración Olaya, en el Colegio Sofía Camargo de Lleras y en la Universidad del Atlántico, donde se distinguió siempre como estudiante sobresaliente en lo académico, artístico y socio cultural.

A muy temprana edad se consagró gracias a sus méritos como monitora y luego docente en propiedad de su amada Uniatlántico, desarrollando la cátedra de metodología de las ciencias, genética, seminarios y demás saberes de la pedagogía en la facultad de Educación.
Fue formadora de educadores durante algún tiempo, coordinando la práctica docente y dirigiendo los proyectos pedagógicos de la facultad.
Ruby realizó maestría en Administración e investigación educativa en la Universidad Santo Tomás de Bogotá, título que le permitió ampliar el campo de acción como directora de departamento de pedagogía.
Su labor académica y su proyección a la comunidad educativa se extendió a otras universidades y al magisterio ejerciendo como Coordinadora de convivencia del Colegio de Bachillerato nocturno de Barranquilla para Señoritas y después del colegio Mayor de Barranquilla y del Caribe, en donde contribuyó en la formación de adolescentes y jóvenes en valores académicos y disciplinarios.
Para el eficiente manejo empresarial de la clínica Ruby realizó especialización en Gerencia financiera de servicios de salud en la Universidad del Norte.
Es una madre y esposa ejemplar. Y su labor como líder la realiza brindando bienestar al personal, sin distingo de clases.
Su mayor impacto se refleja en los más necesitados.
Una profesional digna de admirar y un ejemplo a seguir.
Fotos cortesía de Ruby Bolívar tomadas por Jhon Cantillo