El legado de Don Mike en Telecaribe
Colaboración de María Fernanda Soto, periodista de Telecaribe
Su exitosa trayectoria en el periodismo deportivo, único referente femenino en el béisbol, ha estado marcada por su pasión por los deportes, desde su niñez y, por supuesto, por el legado de su abuelo, quien ha sido luz en su vida. Roshell Schmulson Carriazo llegó a las pantallas de Telecaribe con su toque fresco y juvenil, apasionada por el mundo deportivo, comprometida y dedicada, continuando el legado de una de las mentes más brillantes que ha tenido el Caribe y todo el país en el béisbol, Mike Schmulson, pero marcando siempre su diferencial. Roshell se define como una mujer amante de los deportes desde niña, muy familiar, dedicada cien por ciento a su trabajo, sociable y con alma de líder. “Creo que no todo es perfecto, pero intento tener todo bajo control para que al final podamos tener un buen resultado; en este caso, un buen programa para poder llegar a los televidentes de buena manera y entrar a cada hogar de los colombianos que nos ven”.
Roshell creció en una familia donde disfrutan ver, practicar y, por supuesto, comentar los deportes. “Este amor tiene como primer culpable mi mamá, cuando estaba pequeña me metía a todos los deportes. El colegio también me lo inculcó mucho. En el Hebreo, de donde me gradué, se lleva a cabo la ‘Semana Deportiva’, donde son los `seniors´ los organizadores y capitanes de los equipos. Yo siempre soñé con ser senior para llegar a ser la mejor capitana y lo logré. Mi papá también influyó con las idas al estadio a ver al Junior e, indudablemente toda la labor que hizo mi abuelo por el béisbol”. Roshell atesora muchos recuerdos y enseñanzas de su abuelo, quien sin saber sus gustos, la fue incluyendo desde muy niña en uno de sus grandes amores, las transmisiones de béisbol. “Recuerdo cuando mi abuelo nos llevaba a las transmisiones a pasar pena. Íbamos al canal cuando quedaba en el edificio de la 54 y nos quedábamos durante todo el partido”. Fue así como fue descubriendo una de sus grandes pasiones, la cual, hoy en día, tiene el privilegio de disfrutar al máximo, la televisión.
“Me quedaba con él porque además sentía una gran conexión con el funcionamiento de la televisión, ver un detrás de cámaras, la transmisión en vivo, cómo se preparaba mi abuelo, incluso dos o tres horas antes de llegar al canal. Él llegaba supremamente preparado. Su constancia, disciplina y su memoria lo hacían brillar y eso es algo que yo, hoy en día, pongo en práctica. Llego al canal dos horas antes y si no me dio tiempo de estudiar en la mañana, me dedico esas dos horas a leer y revisar lo que vamos a hablar, aunque sienta que ya conozca el tema”.
¿Cómo ves esa influencia de Mike Schmulson en tí?
La muerte de mi abuelo marca un antes y un después de Roshell en el deporte. Antes yo quería el deporte como un hobbie. Poco a poco, me fui enamorando del periodismo deportivo. Mi abuelo me decía que yo tenía habilidades para otra carrera, pero yo quería ser comunicadora social y estar en el deporte. Antes de su partida, estuvimos juntos en Estados Unidos, un mes completo, todo el tiempo de arriba pa´ abajo´, ahí le fui mostrando poco a poco mi amor por el periodismo deportivo. Fue así como, en ese último mes, él quitó la presión y me dio su aprobación. Cuando me llamaron en el 2017 para estar en el canal, fue un año duro, un año que siento que no aproveché al máximo por estar haciendo un duelo interno conmigo misma por la pérdida de mi abuelo. El hecho de no estar él, pero estar yo era algo que me cuestionaba mucho. En esta nueva oportunidad regreso al canal madura, una Roshell más segura, preparada, casi graduada y con más conocimientos para poder argumentar mis puntos de vista. Nunca imaginé que iba a estar en béisbol, porque con mucho respeto decía que ese era su deporte, que él era el único autorizado para hablar sobre béisbol. Era como dejarle su espacio y yo buscar el mío dentro de otro deporte. Sin embargo, la vida me dio la oportunidad de seguir sus pasos y creo que él ha sido fundamental para que llegara donde estoy. Él siempre está presente. Para mí es muy gratificante estar en vivo con los televidentes, pero saber que ven en mí muchas cosas que mi abuelo, en algún momento, les transmitió.
¿Cómo ha sido tu recorrido en este reto en el que continúas con el legado de tu abuelo?
No es fácil, pero creo que he sido bendecida en este camino. Nunca tuvimos conversaciones profundas sobre béisbol, nunca me imaginé tenerlas y creo que nunca las hubiera tenido porque ese era su deporte. Entonces, uno de los mayores retos ha sido aprender de béisbol, porque es un deporte muy complicado, de números, y los números y yo no somos compatibles de ninguna manera. Ese ha sido uno de los mayores retos y, además, un apellido que es ese legado que me dejó mi abuelo. No es fácil ser mejor que él, pero tampoco busco serlo, con su memoria es suficiente. Simplemente busco hacer mi propio camino, cumplir mis sueños y metas, entender que tengo un legado que debo saber manejar, marcando mi estilo y mi diferencial de lo que fue Mike Schmulson.
Eres una de las pocas mujeres en el periodismo deportivo en Colombia, especialmente en el béisbol ¿qué significado o impacto tiene esto para ti en tu día a día?
Trato de vivir el momento y el proceso. Así como me ven en el canal, así me van a ver en la calle cuando se encuentren conmigo, como soy con mi familia, mis amigos y los que me rodean. Trato de no mostrar superioridad porque no soy superior a nadie, cada quien tiene sus conocimientos y talentos. Soy consiente de que puedo ser el único referente en estos momentos, pero eso no significa que me voy a creer más por eso. ‘No me las pico’ y creo que eso es algo que me ha ayudado a crecer.
¿Qué significa Telecaribe para ti?
Es mi segunda casa y la de mi familia, un canal de puertas abiertas que me dio la oportunidad, desde el primer día, sin yo ser alguien reconocida. Creo que no pude escoger mejor casa y escuela para descubrir mis talentos y habilidades, y lanzarme al periodismo deportivo porque es un canal que cada día te enseña algo nuevo, que no está para criticarte sino para retroalimentarte. Es un canal donde te reciben con una sonrisa siempre así tu no sepas quien es, siempre está esa persona que te puede colaborar y dar una mano amiga para crecer como persona y como profesional. Dentro de esas personas destaco a Marco Cepeda, quien fue el primero en confiar en mí y el que vio mi talento; a Marcos Pérez, una guía y apoyo durante ese primer año; y a Alfredo Sierra, quien me ha apoyado, guiado y enseñado muchas cosas que no sabía y que hoy me permiten hablar con autoridad y firmeza. Esta segunda oportunidad en Telecaribe es muy gratificante. El poder estar allí y sentir que, aunque mi abuelo, inicialmente, no estuvo de acuerdo con que yo estudiara comunicación, hoy sé que, desde donde esté, me está guiando y está orgulloso del trabajo que estoy haciendo con pasión, amor, dedicación y disciplina.
Fotos cortesía de Telecaribe tomadas por Edward Saltarín y Ricardo Brieva