Después de haber sido asesora del restaurante Langostinos, sin proponérselo, la chef Sandra Forero terminó siendo la propietaria, en un abrir y cerrar de ojos.
Por eso dice que no fue un sueño, pero sí quería tener en un futuro algo propio donde desplegar su inagotable imaginación en la culinaria.



Langostinos es uno de los mejores restaurantes de comida de mar en Barranquilla y ella había dejado allí sus sabias recomendaciones creando nuevos platos para el deleite de sus comensales.
La chef de cabello corto, sonrisa agradable, es barranquillera y tiene sangre santandereana.
Vivió en Las Nieves, al suroriente de Barranquilla, donde nacieron las comparsas el Gallo Giro y los Monocucos de Las Nieves.
Estudió en el Colegio Francisco José de Caldas de Soledad, donde ganó premios como mejor actriz en un festival de arte estudiantil y de baloncesto, con la selección de colegio. Ganó como mejor encestadora. También era una estudiante destacada.
La cocina estuvo ligada a su vida desde niña. Su mamá, Lisbeth Montero, manejaba un casino empresarial y le enseñó a cocinar y sin darse cuenta Sandra empezó a enamorarse del mundo de la gastronomía.
Aprendió a hacer arroz con coco en grandes cantidades: 10 kilos. “A veces me equivocaba… o me quedaba sopudo o muy al dente”.
A pesar de haber aprendido un sinnúmero de recetas típicas, su fuerte es la comida de mar.

Su mamá, en complicidad con su papá, Fernando Forero, quiso alejarla de la cocina y la puso a estudiar primero Asistente Administrativo y después Pre-escolar; y solo trabajó en primera infancia con el Distrito de Barranquilla. En una escuela le tocaba disfrazarse de gallo, de la chilindrina, de frutas… Cada día hacía algo distinto para hacer felices a los niños. Pero eso no era lo suyo. No se sentía identificada.
En el 2017 decidió estudiar cocina en el Sena, donde se graduó como Técnica en cocina nacional e internacional. “Aprendí muchísimo; sobre todo, los términos de la carne, las salsas básicas, las cocinas del mundo, el emplatado”.
Hizo sus prácticas en Puerto Velero, donde después trabajó año y medio. A partir de ahí comenzó su experiencia profesional hasta llegar a Andros Cocina Mediterránea con el chef Franco Basile.
También pasó por el Hotel El Prado como sub chef y después se desenvolvió en la consultoría gastronómica.
Hoy está dedicada ciento por ciento a Langostinos.
Es una chef recursiva, decidida y con mucha iniciativa para el más exigente paladar.
