diseños para la alegría tropical
por Adlai Stevenson Samper
Desde finales del siglo XIX Barranquilla fue receptora de todas las modas internacionales que ingresaban a la ciudad a través del nodo de transportes internacional. Venían los vestidos completos para damas y caballeros y acá, pertinaces y adelantas modistas, los acomodaban o con la importación de telas los sastres afincados producían sus creaciones usando modelos o moldes. Despues llegarían los famosos figurines que servían de faro orientador para el diseño de vestidos, un material impreso en Europa y USA que también entraba por la ciudad.

Bajo esos condicionantes y una población de diversas nacionalidades con gustos estéticos en cuanto a vestuario muy bien definidos, no fue nada raro ni del otro mundo que durante el transcurso del siglo XX en Barranquilla surgieran una serie de diseñadores que muy pronto alcanzaron reconocimiento nacional a través de los ropajes que usaban las candidatas el Reinado Nacional de Belleza en Cartagena que en muchas ocasiones determinaron quien era la ganadora. De esa época es Donace´s Shop que se inicia cuando Lindbergh Acero llega del Valle del Cauca y monta con el barranquillero Jaime Donado esa famosa casa de modas. A ellos se agregarían Toby Setton, quien en 1956 fue el primero en montar en Colombia una fábrica de ropa para mujer, Amalin de Hazbún, llamada “La Aguja de Oro” ganadora del llamado Goya de la Moda, el galardón El Dedal de Oro que se entrega en España y que según la revista Vogue es uno de los mas prestigiosos.

Todo este introito para señalar que los barranquilleros, con bien merecida fama de elegantes, tienen una importante trayectoria en el diseño de vestuario en el país reafirmado por nuevas figuras como Silvia Tcherassi, Francesca Miranda y Beatriz Camacho a los que se agregan nuevas propuestas de diseñadoras formadas en exigentes academias de Bogotá y Milán como es el caso de Pamela Stevenson que le vienen los ancestros de sus padres: Ramiro es arquitecto y Alicia Bilbao es egresada de la Escuela de Diseño de la Universidad Autónoma del Caribe con un importante prestigio en la ciudad.
Así que Pamela no podía excluirse de ese mundo desde niña revisando telas, cortes, patronajes, colores y formas en el taller de su madre hoy en día compartido con ella. Según ella nunca tuvo otra opción y ni siquiera fue considerada otra posibilidad que inmiscuirse en el mundo de las modas y del diseño de vestuarios. Así que al egresar del bachillerato se inscribió en la famosa escuela de diseño LCI de Bogotá en una intensa carrera dividida en cuatrimestres, sin vacaciones en donde perfilan a los estudiantes en patronaje, bordado, diseño y la creación de colecciones.
Con el titulo debajo del brazo retorna a Barranquilla y se incorpora inicialmente al taller de modas de su madre y de allí pasa a la sala de exhibición de Le Collezioni donde se encuentran prestigiosas marcas en donde trabajó en la sección de compras. Su afán de mayores conocimientos la llevan a matricularse en una academia en Milan, Italia, capital europea de la moda, entre cuyos profesores se encuentran la directa de la revista Vogue, diseñadores de grandes casas de modas y personajes vinculados a la creación de tendencias de la moda en el mundo. Allí, mientras estudiaba, sirvió en el back stage de desfiles de sus profesores.

Fue en esa ciudad, y bajo la asesoría de sus profesores que empezó a planear su propia marca. Señala que el mundo de la moda en Milan es bien diferente al de Colombia y esa percepción también la ayudó a consolidar sus planes con respecto a su retorno a Barranquilla en donde montó un almacen hace 3 años y el cual espera expandir en Panama, donde actualmente vive con su esposo y se venden sus diseños en varias tiendas y a Miami. Indica que prefiere estas ciudades de clima cálido donde van enfocadas sus propuestas con una ropa para mujeres entre 28 y 55 años, clásica, suelta, funcional, atemporal –se puede usar en diversas épocas sin que se agote su efímero encanto de la moda- y que sobre todo funcione tanto de día como de noche.

Su última colección denominada Back To Life muestra las tendencias del lento retorno a la normalidad después de los confinamientos de la pandemia en donde las personas quedaban todos los días en pijamas o ropa de casa. Tras estos sucesos con toda su carga de pesadumbre se apresta una visión de diseño optimista, de alto colorido, vibrantes, alegres y por supuesto todos bordados que es su marca particular de diseño, tanto que suele dedicarle un promedio de ocho horas a la confección.
La colección se vendió toda a los tres días y hubo necesidad de incorporar nuevas piezas para que disposición de sus clientes en el almacén ubicado en la carrera 53, muy cerca al mural del famoso pintor Alejandro Obregón. Para Pamela estas muestras de confianza y credibilidad acrecientan su compromiso con la creatividad en un marco tropical sustentado en la admiración que profesa por el dominicano Oscar de la Renta y la barranquillera Silvia Tcherassi.
Desde finales del siglo XIX Barranquilla fue receptora de todas las modas internacionales que ingresaban a la ciudad a través del nodo de transportes internacional. Venían los vestidos completos para damas y caballeros y acá, pertinaces y adelantas modistas, los acomodaban o con la importación de telas los sastres afincados producían sus creaciones usando modelos o moldes. Despues llegarían los famosos figurines que servían de faro orientador para el diseño de vestidos, un material impreso en Europa y USA que también entraba por la ciudad.
Bajo esos condicionantes y una población de diversas nacionalidades con gustos estéticos en cuanto a vestuario muy bien definidos, no fue nada raro ni del otro mundo que durante el transcurso del siglo XX en Barranquilla surgieran una serie de diseñadores que muy pronto alcanzaron reconocimiento nacional a través de los ropajes que usaban las candidatas el Reinado Nacional de Belleza en Cartagena que en muchas ocasiones determinaron quien era la ganadora. De esa época es Donace´s Shop que se inicia cuando Lindbergh Acero llega del Valle del Cauca y monta con el barranquillero Jaime Donado esa famosa casa de modas. A ellos se agregarían Toby Setton, quien en 1956 fue el primero en montar en Colombia una fábrica de ropa para mujer, Amalin de Hazbún, llamada “La Aguja de Oro” ganadora del llamado Goya de la Moda, el galardón El Dedal de Oro que se entrega en España y que según la revista Vogue es uno de los mas prestigiosos.
Todo este introito para señalar que los barranquilleros, con bien merecida fama de elegantes, tienen una importante trayectoria en el diseño de vestuario en el país reafirmado p

or nuevas figuras como Silvia Tcherassi, Francesca Miranda y Beatriz Camacho a los que se agregan nuevas propuestas de diseñadoras formadas en exigentes academias de Bogotá y Milán como es el caso de Pamela Stevenson que le vienen los ancestros de sus padres: Ramiro es arquitecto y Alicia Bilbao es egresada de la Escuela de Diseño de la Universidad Autónoma del Caribe con un importante prestigio en la ciudad.
Así que Pamela no podía excluirse de ese mundo desde niña revisando telas, cortes, patronajes, colores y formas en el taller de su madre hoy en día compartido con ella. Según ella nunca tuvo otra opción y ni siquiera fue considerada otra posibilidad que inmiscuirse en el mundo de las modas y del diseño de vestuarios. Así que al egresar del bachillerato se inscribió en la famosa escuela de diseño LCI de Bogotá en una intensa carrera dividida en cuatrimestres, sin vacaciones en donde perfilan a los estudiantes en patronaje, bordado, diseño y la creación de colecciones.

Con el titulo debajo del brazo retorna a Barranquilla y se incorpora inicialmente al taller de modas de su madre y de allí pasa a la sala de exhibición de Le Collezioni donde se encuentran prestigiosas marcas en donde trabajó en la sección de compras. Su afán de mayores conocimientos la llevan a matricularse en una academia en Milan, Italia, capital europea de la moda, entre cuyos profesores se encuentran la directa de la revista Vogue, diseñadores de grandes casas de modas y personajes vinculados a la creación de tendencias de la moda en el mundo. Allí, mientras estudiaba, sirvió en el back stage de desfiles de sus profesores.

Fue en esa ciudad, y bajo la asesoría de sus profesores que empezó a planear su propia marca. Señala que el mundo de la moda en Milan es bien diferente al de Colombia y esa percepción también la ayudó a consolidar sus planes con respecto a su retorno a Barranquilla en donde montó un almacen hace 3 años y el cual espera expandir en Panama, donde actualmente vive con su esposo y se venden sus diseños en varias tiendas y a Miami. Indica que prefiere estas ciudades de clima cálido donde van enfocadas sus propuestas con una ropa para mujeres entre 28 y 55 años, clásica, suelta, funcional, atemporal –se puede usar en diversas épocas sin que se agote su efímero encanto de la moda- y que sobre todo funcione tanto de día como de noche.
Su última colección denominada Back To Life muestra las tendencias del lento retorno a la normalidad después de los confinamientos de la pandemia en donde las personas quedaban todos los días en pijamas o ropa de casa. Tras estos sucesos con toda su carga de pesadumbre se apresta una visión de diseño optimista, de alto colorido, vibrantes, alegres y por supuesto todos bordados que es su marca particular de diseño, tanto que suele dedicarle un promedio de ocho horas a la confección.

La colección se vendió toda a los tres días y hubo necesidad de incorporar nuevas piezas para que disposición de sus clientes en el almacén ubicado en la carrera 53, muy cerca al mural del famoso pintor Alejandro Obregón. Para Pamela estas muestras de confianza y credibilidad acrecientan su compromiso con la creatividad en un marco tropical sustentado en la admiración que profesa por el dominicano Oscar de la Renta y la barranquillera Silvia Tcherassi.