Orgullosamente barranquillero!
«La vida sin alegría no es vida»
por Loor Naissir
“El orgullo de ser Caribe es algo particular, nos hace diferentes; no con esto estoy diciendo mejores, sino diferentes; y eso es algo que me llena de mucha gratitud con Dios”.
Así comenzó la respuesta a la primera pregunta que le hizo LA OLA CARIBE al destacado cantante, actor y bailarín Moisés Angulo.
Para él, ser barranquillero recoge elementos que solamente se encuentran en esta ciudad. “Es esa chispa de mezcla de informalidad con alegría, esa chispa de sacarle a todo algo positivo entendiéndose que detrás de toda adversidad siempre hay una semilla de bendición mayor”.
Su emotiva respuesta concluye en que el ser barranquillero es una actitud ante la vida. “Le doy gracias a Dios por haber nacido en un barrio popular, Lucero. Mi mamá cosía, mi papá manejaba un taxi y yo soñaba con ser artista; y allí estaba yo con mis sueños que ya Dios había soñado tal vez para mí. Entonces barranquillero significa mi infancia, mi esencia; significa la génesis de todo lo que yo estaba soñando y quería”.
Por eso Moisés se fue a estudiar a Bogotá, donde encontró el amor en la actriz Diana Mayorga, hoy su mánager, con quien tiene un hijo llamado Juan Andrés.
El siguiente fue el diálogo virtual con este interesante personaje que los barranquilleros aprendieron a querer por su fuerza actoral en ‘¡Quieta, Margarita!’, ‘Música maestro’, ‘Alejo, la búsqueda del amor’ y ‘Celia’.
“Si algunas personas preguntan… bueno y dónde está Moises? Yo siempre he estado en diferentes planos, pero en la parte actoral. Yo soñaba con ser actor, cantar, bailar, animar y sobre todo, inspirar a la gente con el talento que Dios me ha dado”.
Hizo un alto en el camino en algún tiempo “para poder hacer un enriquecimiento lícito, para invertir en mí porque hubo un momento en el que me paré frente al espejo: ya me había ganado los primeros cinco mil barras, como decimos los costeños, había firmado mis primeros diez autógrafos; sin embargo sentía que me faltaba esa esencia y empecé a capacitar mi espíritu; en ese tiempo estuve por fuera de las cámaras, pero después seguimos con proyectos que tenían que ver con Dios, discos, incluso algunas participaciones en otras novelas que me parecieron interesantes; hemos estado sacando música y no he parado”.
Moisés reconoce que cuando decidió cantar con papayera fue de manera accidental, “los accidentes son para mí divinos, yo creo que detrás de esas casualidades se encuentra un plan divino y eso fue lo que pasó con la música sabanera, la música papayera”.
Su baile en el escenario tiene su historia. “En el Caribe nacemos moviéndonos; tenemos esa espontaneidad desinhibida que nos caracteriza. En mi adolescencia trataba de imitar a un hermano que bailaba muy bien la música salsa y a una tía que hacía lo mismo. Cuando llegué a Bogotá empecé a estudiar licenciatura de artes escénicas, historia del arte, teatro y sociedad, danza contemporánea. En esta última tenía una cátedra obligada: ballet clásico, oh mama mia, entonces una trusa, dos baletas y los pases clásicos. Unos costeños me molestaban diciendo: ‘te viera tu mamá bailando ballet’. Lo que hice fue conectar esas dos culturas”.
En la parte musical ha sido muy exitoso. Figuran: ‘El amor llegó’, ‘El guayabo de la Y’, ‘La pata pelá’, ‘Muchachita loca’, ‘Pégate’, ‘Avelina’, ‘Compadrito’ y ‘Brisas de diciembre’, que suena todos los diciembre.
Nuestro Señor Jesús llegó a su vida en un momento muy importante junto con su esposa, con quien tiene treinta y cuatro años de casados.
“Mi esposa me motivó a hacer una inversión en nuestro espíritu y llegó el momento que busqué a Dios. Hay gente que lo busca cuando está en los lados más oscuros, ese no fue mi caso; fue invertir allí y me encontré con un personaje hermoso”.
Desde hace años Moisés ha venido grabando música con mensajes cristianos. “La gente me dice: ‘tú cantas música cristiana. Si la música no tuviera letra, ¿cómo sabríamos que es cristiana, que es católica o es musulmana? Es la letra la que le da realmente el sentido y yo canto música con mensajes cristianos”.
Hizo el álbum ‘Aguacero de amor’. Es una canción refrescante para el alma. Y de ahí salieron otras como ‘Alégrense’, que sirvió de nominación a los Grammy Latino como mejor álbum góspel; en fin, ha sido una bendición poderle cantar a Dios. La vida sin alegría no es vida”.
Para él, “no hay nada más irresistible que genere alegría genuina en el espíritu como sentir o ver tocar una papayera; una persona que oye esta música y no siente nada, creo que tiene serios problemas con la alegría; la papayera es sinónimo de fiesta, jolgorio y de alegría sana”.
Moisés reconoce que “siempre he sido muy, muy, digamos que muy activo, como un fosforito; fui desde pequeño y la energía yo la he ido canalizando con el correr del tiempo en todo lo que Dios me dio, yo no me hallaría detrás de un escritorio, muchas horas sentado, porque me volvería loco”.
La experiencia más bonita que ha tenido fue “cuando volví a nacer, hace 25 años, cuando recibí a Dios en mi vida”.
Discos de oro, de platino y doble platino ha recibido Moisés a lo largo de su carrera musical, al igual la satisfacción de haber vendindo más de un millón de copias de sus álbumes, cuándo se vendían discos.
Moisés tiene el don de la palabra, uno de los privilegios que Dios le dio al hombre para ser, hacer, tener y crecer.
La utiliza en su dimensión exacta sin ser sacerdote ni pastor.
Son palabras muy sencillas, llenas de agradecimiento y amor al creador, de felicidad y de bendiciones para todos.
Por eso cuando habla, embelesa con sus apreciaciones y deja a los espectadores en un estado de gozo.