El ‘Tigre’ vuelve a rugir y se prepara para su primer mundial. Es orgullo de la Costa Caribe
por Fausto Pérez Villarreal
Fuerte y atemorizante se oye y se siente su rugido. Tiemblan las defensas contrarias. La expectativa es creciente. La esperanza y la alegría de sus millones de compatriotas han regresado.
Tras superar la grave lesión que lo dejó fuera del Mundial de 2014 -en su primera temporada en el Mónaco- y de otra serie de traumatismos que no le permitieron brillar en toda su dimensión durante su paso por el balompié inglés, ni volver a defender la camiseta de su amada Selección por un largo tiempo, ‘El Tigre’ ha renacido de sus propias cenizas como el Ave Fénix, intacto y letal, como es su naturaleza.
Está de nuevo entre nosotros, haciendo estragos con sus certeros cabezazos y sus letales disparos rasantes o en ‘vaselina’ que culminan en el fondo de la red.
Radamel Falcao García, ‘El Tigre’, está de vuelta. Nunca antes un apodo pudo haber sido mejor. “En el área contraria es un auténtico depredador”, lo definió el estratega argentino Diego Simeone, cuando lo dirigió en el Atlético de Madrid hace ya cinco años.
“Falcao es prenda de garantía en el ataque de cualquier equipo”, reconoció recientemente el crack brasileño Neymar, uno de sus principales adversarios en la actual liga francesa.
Lo cierto es que desde ya, Falcao es la principal arma que tendrá la delantera de Colombia en la próxima Copa Mundo de Fútbol que se disputará a mediados de 2018 Rusia.
Su regreso a la titularidad del equipo de José Pékerman no pudo ser más venturosa tras una prolongada ausencia por las consabidas lesiones: un gol frente al poderoso Brasil en el estadio Metropolitano, que significó el empate 1-1; otro más en el mismo escenario, frente al aguerrido Paraguay, que nos dio una alegría pasajera antes de caer 2-1; y en la última fecha clasificatoria, en su visita a Lima, fue clave en el definitivo 1-1 que selló el boleto al Mundial.
Sí, ciertamente, Falcao está otra vez en la cumbre, con su fútbol frontal, su enjundia y su eficacia; con su cara de niño bueno que no recurre a artimañas para ganar, dejando hasta la última gota de sudor, incluso exponiendo su propia integridad.
Tanto sus oponentes como los periodistas tienen el mejor de los conceptos sobre él: es un digno ejemplar del juego limpio. Un ser humano de buenos principios, que incluso se atrevió a emitir su juicio sobre la deplorable acción en la que el entonces director técnico Hernán Darío Gómez golpeó a una mujer. Falcao, ante el silencio colectivo de sus compañeros, sostuvo que él no apoyaba una agresión de esa naturaleza.
En torno a su rendimiento en el terreno de juego, las estadísticas no mienten.
Tras su paso por Europa, militando en el Porto de Portugal, el Atlético de Madrid, el Manchester United y el Chelsea de Inglaterra y ahora el Mónaco, en su tercera temporada, superó la barrera de los 200 goles, cifra jamás conseguida por un futbolista colombiano.
Y como un justo reconocimiento a su labor en las diferentes canchas del planeta, la influyente revista France Football lo incluyó en la selecta lista de los 30 jugadores nominados al Balón de Oro en el presente año, en la que también figuran el portugués Cristiano Ronaldo y el argentino Lionel Messi.
Pero los logros personales de Falcao no solo los festeja con equipos del Viejo Mundo. Sus dos últimos goles convertidos en las eliminatorias rumbo al Mundial de Rusia 2018, ambas en Barranquilla, frente a
Brasil y Paraguay, lo ratificaron en la cumbre como el máximo artillero de nuestra selección nacional de mayores, de todos los tiempos, con 33 tantos en 84 partidos.
Ahora va por más, y siempre encomendado a Dios. Y los ojos del mundo estarán puestos en él…