“Por mucho que seas hijo único… siempre acabarás teniendo hermanos” : un decir popular.
Colaboración de Roque Herrera Michel
Psicólogo
El ser hijo único, gemelo, hermano mayor o menor en una familia tiene repercusiones en la evolución de la personalidad.
En el caso de los hijos sin hermanos, para bien o para mal, suelen no pasar desapercibidos a nivel familiar y social. En el siglo XXI se percibe un incremento inusitado de hijos únicos debido a factores entre los que se encuentran aspectos económicos, la inestabilidad de las relaciones de pareja, los nuevos modelos de familia ( homoparental, reconstituidas luego de divorcios, madre o padre cabeza de hogar), efectos de la planificación familiar o por personas que así lo deciden pues creen que por encima de todo está su desarrollo profesional.
Entre los personajes famosos en esta condición de hijos únicos se encuentran, Leonardo Da Vinci, Elvis Presley, la reina Victoria de Inglaterra, Indira Gandhi, Mahatma Gandhi, Franklin D. Roosevelt, Hans Christian Andersen, J.P. Sartre, Mario Vargas Llosa, Frank Sinatra, John Lennon, Oscar Wilde, Marilyn Monroe, Robin Williams, Elizabeth Taylor, entre otros. Esto no significa que posean mucho de los rasgos que describiremos.
Lo que hemos sido hace que seamos lo que somos… pero podemos cambiar.
Este análisis se basa en la premisa psicoanalítica de que la forma de ser adulta de un individuo depende en parte de aspectos biológicos/hereditarios pero, en su mayoría, como reacción a sucesos acaecidos y relaciones sostenidas en su primera infancia.
Estudios psicológicos consideran que de los 6 a 7 primeros años se construyen y quedan grabados los modelos de interacción básicos con los que la persona va a actuar el resto de su vida. Dichos modelos se podrán modificar, pero se requerirá de gran esfuerzo y de experiencias emocionales significativas para que se dé una transformación sustancial de esos patrones básicos adquiridos en la infancia.
Por supuesto que las características que a continuación describiremos no se pueden tomar al pie de la letra pues, como bien explican Ronald Richardson y Lois Richardson, investigadores estadounidenses de la Teoría Familiar Sistémica, pueden alterarse por hechos de la primera infancia tales como la muerte de uno de los padres o un hermano, separaciones o divorcios, enfermedades, accidentes o sucesos impactantes (violaciones, abusos) que alteran el normal desarrollo de la personalidad. Igualmente estos rasgos pueden disminuir cuando el hijo único crece rodeado de hermanos de parte de padre o madre (en matrimonios reconstituidos) o en medio de primos de edades similares.
Como suelen ser los hijos unicos
- Físicamente se conservan más jóvenes aparentando menor edad y suelen parecerse e identificarse mucho al padre del mismo sexo
- Un hermano mayor que por más de 5 años no tuvo otro hermano tiene muchas características de hijo único…porque lo fue por un tiempo prolongado.
- Los hijos que no tienen hermanos nunca han sido desplazados en su primogenitura y favoritismo por hermanos ‘invasores’ por lo que obviamente carecen de conflictos fratricidas (a excepción de los que tienen hermanos de partes de madre o padre).
- Suelen ser seguros de sí mismo y poseer elevada autoestima al no competir con ningún ‘intruso’ para captar la atención de los padres. Suelen ser exitosos y triunfadores en lo que se dediquen concentrándose en alcanzar los objetivos que se proponen.
- Acostumbran a ser organizados, pulcros y puntuales por lo que tienden a tener problemas con aquellos que no lo son… inclusive con sus parejas .
- Tienden a ser líderes así como un tanto mandones y poco negociadores por lo que pueden tener inconvenientes si se emparejan con otro hijo único o un hermano mayor.
- Les gusta ser el ‘centro de atención’. Suelen ganarse la fama de autosuficientes, arrogantes y poco serviciales ya que desde chicos están acostumbrados “a recibir mucho y dar poco”: no compartir ni cuartos, ni juguetes, ni ropas, ni libros… ¡todo es propiedad de ellos! A veces se les tilda de ‘tozudos’ y ‘poco empáticos’ ya que ven sólo una forma de hacer las cosas… la suya.
- Prefieren los juegos individuales (natación, tenis, ciclismo) a los colectivos debido a su dificultad para adaptarse a la convivencia en equipo. El hecho de no tener hermanos hace que sea más tardío el aprendizaje de manejar bicicletas o de bailar.
- Crecen demasiado pronto. El estar solos y casi siempre acompañados por adultos acelera su madurez haciéndoles ver como más ‘serios’ o trascendentales así como poco alegres, espontáneos y juguetones. De hecho, muchas veces se sienten ‘fuera de lugar’ cuando están con niños o jóvenes, dificultándoseles aun cuando adultos hacer o aceptar bromas de otros.
- Son poco dados a pedir disculpas u olvidar. Sensibles a las críticas y regaños. Están acostumbrados a que todo les salga como ellos lo planean. Son inconsultos, autónomos y suelen hacer exagerados berrinches cuando algo no les sale como lo pensaban.
- Es común que crezcan en familias felices y acomodadas. Debido a su condición suelen ser receptores de más recursos (comida, ropas, juguetes, comodidades, gustos, pasatiempos) que otros jóvenes de su misma edad. Aunque algunos reaccionan siendo muy cuidadosos en sus gastos otros se vuelven malcriados derrochando el dinero o los objetos materiales que le dan sus padres.
- Son muy imaginativos: el hecho de jugar solos hace que ideen formas ingeniosas de divertirse por sí mismos. A veces hasta inventan ‘amigos imaginarios’.
- Suelen ser muy observadores debido a estar habituados a ser silenciosamente espectadores del mundo adulto. Es frecuente que tengan bien desarrolladas sus habilidades verbales y analíticas.
Vida escolar, evolución y crecimiento del hijo único - Les gusta ir a la escuela y compartir con otros de su edad alejándose de la supervigilancia paterna. Cuando niños y adolescentes suelen extrañar un(a) hermanito(a) con quien comunicarse y hablar sobre las cosas que a su edad consideran ‘importantes’.
- Son muy inteligentes y casi siempre obtienen los más altos resultados académicos. Suelen ser los favoritos de sus maestros pues están acostumbrados desde casa a obedecer y ser ‘buenos y tranquilos’… Además se sienten más cómodos tratando con los profesores adultos que con los jóvenes y niños de su edad.
- Algunos hijos únicos crecen mimados y malcriados debido al exceso de atención de sus padres quienes casi siempre tienen elevadas expectativas de ellos.
- Un temor que suele inconscientemente acompañarlos es el de ‘fracasar y defraudar a sus padres’ lo cual hace que a veces estén más preocupados en complacer a los demás (sus padres o maestros) que en hacer las cosa bien.
- Con alguna frecuencia les es difícil independizarse de sus padres. Algunos se sienten culpables de desconectarse de ellos en especial cuando éstos están acercándose a la vejez y necesitan de alguna ayuda. Pero les toca (en especial a las hijas únicas mujeres) pues el no tener hermanos las hace ser las indicadas para asumir esa responsabilidad.
- Es frecuente que cuando un hijo único pasa un tiempo prolongado con el padre del sexo opuesto (por problemas de separaciones de pareja) suela asumir el rol presencial (no afectivo) del ausente y es probable que se produzca una dependencia durante toda la vida del padre con el que convive. Si es varón será ‘el hombre de la casa’. En tal sentido conviene evitar al máximo que el hijo asuma el papel de ‘esposo(a) sustituto(a)’.
- Si es mujer puede crecer siendo toda su vida ‘la reina consentida de la casa’ y el eje de su familia.
Vida de pareja y crianza de hijos - En la escogencia de parejas tienden a ser monógamos… y hasta no les incomoda vivir solos. Algunos corren el riesgo de quedarse solteros.
- Hacen buena pareja con un(a) hermano(a) menor o del medio. Es poco recomendable la unión con otro hijo único o con un hermano mayor por posibles conflictos de poder y mando. Dos hijos únicos casados serían ‘dos soledades’ juntas.
- Tienden a tener el menor número posible de hijos (… en lo posible uno solo… o ninguno) ya que no han tenido ninguna experiencia en el trato con niños pequeños. En la crianza les disgusta e impacienta el ruido excesivo, el desorden y los gritos de niños jugando pues no están acostumbrados a estar rodeados ni de niños.
- Con su pareja quiere conservar su individualidad y autonomía, dificultándosele pensar en que ahora son dos y no uno. Necesita contar con suficiente espacio y tiempo libre para ‘estar a solas y en paz’. Es probable que comparta poco sus sentimientos íntimos con su pareja.
- Se les dificulta asumir el rol de padre o madre. Cuando llegan a tener hijos tienden a descargar gran parte de esa responsabilidad a su pareja en especial cuando ellos son pequeños, lo cual funciona si su pareja es hijo(a) mayor, pero es harto problemático si es hijo(a) menor o también hijo(a) único(a).
- Las ‘hijas únicas’ esperan que su marido las consienta y proteja tal cual lo hacía su padre. Si tiene una hija es probable que inconscientemente compita por la atención y tiempo de su marido. Además será muy celosa de que nadie se quede con algo que le pertenezca… inclusive su esposo.
Vida social y laboral del hijo único - Aunque son personas mentalmente adaptadas gran número de ellos se sienten en posición desventajosas en actividades sociales. Algunos de ellos no dejan de ser egocéntricos, convirtiéndose en seres solitarios, centrados en sí mismos y hasta excéntricos.
- El centro de sus vidas son ellos mismos. El hijo único es de pocos amigos o de andar solitario… No es muy dado a fiestas con muchos asistentes pues el tumulto lo pone nerviosos… Si acaso contará con un amigo íntimo del cual escapar de la soledad. Con ese amigo escogido (casi siempre de mayor edad) son absorbentes y celosos exigiendo exclusividad y prolongada dedicación. En muchos casos el o la único(a) amigo(a) íntimo(a) es su pareja.
- Lo más probable es que escojan profesiones en que se desarrollen ellos como personas y su desempeño sea individual: ciencias e investigación, sistemas y tecnología, escritor o artista, abogado o ingeniero, bibliotecario o historiador, diseñadores o trabajo con personas de edad. Es difícil que escoja carreras en que se requiera su presencia para ayudar a otros. Si acaso se aventuran en los campos de la salud o la enseñanza lo harán atraídos más por la teoría que por el servicio a los demás.
- En lo laboral es común que les impaciente trabajar en equipo pues son solistas. Suelen buscar ser el centro de atención y les alegra que le celebren y aplauden sus logros. Muchas veces ellos realizan exitosamente sus tareas para contentar a los jefes más que por satisfacción personal.
Algunos errores comunes en la crianza de un hijo único
Independientemente de que sea único o tenga hermanos, un niño cuyos padres impongan disciplina, den buen ejemplo y den cariño, será básicamente un niño sin problemas. Los errores de crianza más comunes son:
Error 1: Padres perfeccionistas, sobreprotectores, super exigentes que toman a su hijo como una prolongación de sí mismos y el foco de sus vidas. Efectos: los hijos se sienten ahogados al no poder compartir esas energías positivas y negativas con otros hermanos y ser los únicos receptores de todo el amor, el cuidado, la atención, el enfado y los miedos de sus padres. Esto les hace querer en su fantasía tener un hermano y así evadirse de tantas responsabilidades, expectativas y atención de sus padres. A veces tratan de hacer las cosas de manera rápida y por si mismos tendiendo a ser perfeccionistas para evitar los regaños paternales.
Error 2: Padres exigentes que toman el juego de su hijo único como generador de desorden, suciedad y pérdida de tiempo. Esto hace que los críos parezcan ‘adultos en miniatura’, que no saben separar el juego de las obligaciones y las tareas académicas y laborales. Cuando adultos a veces no disfrutan la parte lúdica de la vida ni son disciplinados en el trabajo.
Error 3: Padres excesivamente preocupados por la salud física de su único hijo suelen crear adultos hipocondriacos que manipulan a los demás exagerando sus síntomas.
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