La pluma brillante que pasó por LA OLA CARIBE
Fue fugaz su paso por la revista.
Como las olas del mar Caribe que vienen y se van, las que la reconocida periodista Lola Salcedo Castañeda siempre veía en su último hospedaje en Puerto Colombia.
Le dijo adiós a esta tierra por voluntad propia.
Parecía feliz en su nuevo hábitat… haciendo y enseñando yoga. La prueba fue que nos mandó una reseña para que se la publicáramos en la revista y ahí aparecía ella sentada en una escalera y en posición de loto; y con una sonrisa de oreja a oreja.
Siempre aguerrida e irreverente, no se quedaba con nada en su interior porque sentía que se ahogaba si no expresaba su pensar.
Últimamente parecía que se había tomado la vida con más serenidad. Bueno… estaba en los 70 años… un poco cansada de la vida, buscando tranquilidad.
No mostraba interés en contradecir, en polemizar y le bajó de tono a lo que escribía. Cuando hablaba sentía que quería ‘caer bien’ y lo lograba porque Lola manejaba a las mil maravillas cualquier tema de conversación, desde el más trivial hasta el más filosófico.
Se fue a otro mundo. Sí… el que ella buscaba afanosamente en esta vida y no lo encontraba.
Fue su decisión y hay que respetarla. Dejó un escrito en el que lo anunciaba pero nadie lo presintió.
Fue muy valiente al irse a otra vida por su voluntad.
‘Derecho a morir como se quiera’
Así tituló una columna que publicó en El Heraldo.
Comenzó diciendo: “Morir dignamente significa a mi entender poder irse cuando se siente que ya está de más, o cuando la enfermedad lo aniquila y sabe que no hay vuelta atrás – aunque quede una supervivencia muy dura a punta de paliativos, jodido y jodiendo a los familiares—, o cuando ya ni uno mismo está confortable dentro de sí, por las razones que sean. Creo que es un derecho inalienable que no tiene por qué ser discutido y reglamentado por los congresistas, ¡válgame Dios!, personas del común elevadas a la altura de filósofos y científicos en honor de unos votos muy seguramente comprados, en su mayoría, lo que los inhabilita para toda discusión ética”.
En un tiempo Lola sacaba espacio de su agenda para asistir a las reuniones de la Fundación Compañía de Amigas y hasta la vimos con polleras y maquillada en las Fiesta de Polleras que organiza la revista LA OLA CARIBE a beneficio de la Fundación Compañía de Amigas. Era otra Lola, la alegre, la amiga incondicional…
Pero un día dijo adiós a ser voluntaria para dedicarse a enseñar yoga e irse a vivir cerca al mar.
La Fundación Compañía de Amigas y LA OLA CARIBE, la revista, y esa ola del mar que siempre admirabas te despiden con esta oración.
“Gracias por todo lo que compartimos, por todos los momentos felices y por todo lo que aprendimos juntas. Ahora ya nada mas tienes que hacer aquí, tu función en este mundo ha terminado, puedes irte en paz, pues ya hiciste todo lo que tenías que hacer y siempre hiciste lo mejor que podías, nada te queda pendiente. Ahora otras personas se encargarán de que las actividades materiales que en algún momento realizabas, continúen funcionando normalmente. Sigue tu camino hacia el mundo maravilloso de la luz que está esperando por ti.
No mires para atrás, no mires para abajo, mira solamente hacia arriba, busca la luz de Jesús que te guía hacia la morada del Padre. Llénate de felicidad, y tómate de las hermosas manos de tus padres y hermanos que han venido a recibirte, observa sus rostros felices y radiantes de verte llegar, te estaban esperando, y ahora te reciben con infinita alegría.
Entrégate totalmente a tu nuevo mundo y regocíjate con la presencia de Jesús. Ahora inicias una experiencia de paz, de amor y de valoración de todo lo que has comprendido.
Descansa en paz en el amor de Dios”.