Las redes sociales son un hecho casi que imperativo en la vida de hoy, para personas de diferentes edades y género que cuentan con un computador o dispositivo móvil que permita el acceso.
Como tecnologías tienen riesgos y beneficios, todo depende de su uso y contenidos, a lo cual los más jóvenes son los más vulnerables. La alarma en nuestro país se ha activado debido al surgimiento de juegos en red como “la ballena azul”, que recientemente cobró una víctima adolescente en la ciudad de Bogotá, a pesar de que este juego y otras dinámicas virtuales de riesgo para los adolescentes existen desde hace algunos años en otros países. Ante esto la necesidad de supervisión y control de adultos es imprescindible, tanto en la familia como en la escuela.
Tanto por el desarrollo del cerebro en pre-adolescentes como por factores de riesgo psico-social, es recomendable que los niños no se introduzcan a tan temprana edad en el uso de redes, por lo tanto que no dispongan de equipos aptos para acceder a ellas.
Entre más tarde, mejor. ¿Cuál es el afán? Una vez que tienen esa posibilidad, es necesario ayudarlos a conocer los riesgos a los que están expuestos, especialmente en la protección de su privacidad y en la oferta de contenidos que pueden encontrar. También es recomendable fijar normas claras y guiarlos para que puedan auto-regularse en los tiempos de conexión, de modo que puedan disfrutar de otras actividades en compañía de amigos y de la familia, así como de ratos de descanso y sueño reparador. Junto a lo anterior, es necesario tener en cuenta que la vulnerabilidad de niños – jóvenes a lo que ofrece la
información consumida en redes y a su dependencia en el uso de las mismas, también puede estar dada por la eventual existencia de un trastorno afectivo y/o de la personalidad, y de la calidad de los vínculos con miembros de la familia o personas significativas en el entorno educativo y social. Es necesario estar atentos. Aunque el amor hacia nuestros hijos es la base de todo lo que les ofrecemos, las buenas intenciones como padres necesitan ir acompañadas de la autoobservación para revisar día a día cómo estamos haciendo la tarea.
Para tener en cuenta:
– Las charlas en red utilizan un lenguaje entrecortado, sin filtros para el pensamiento. De ese modo la comunicación se “inmediatiza” a la manera de un pensamiento hablado, limitado al presente. Sin embargo, lo publicado queda allí en un eterno presente.
– El despliegue de imágenes en redes puede traer contenidos contradictorios; así, una imagen que representa una tragedia puede estar seguida de una broma en torno a cualquier desgracia o carencia, y esto a su vez de una noticia de farándula. Esto crea una tendencia hacia volvernos indiferentes.
– Son una herramienta de comunicación muy poderosa, que la mayoría de adultos utiliza como un complemento de las relaciones “cara a cara”, mientras que para muchos jóvenes son los principales medios de relación.
– Algunos se refieren al uso de las redes como “el consumo masivo de lo irrelevante” que se convierte en un problema cuando este consumo de información se impone en los diferentes aspectos de la vida juvenil.