Colaboración de Mónica Palacio de Donado

El saludo es el primer contacto de reconocimiento hacia una persona en el momento de un encuentro casual o formal, ya sea de índole familiar, social o laboral. Es un acto de gran relevancia por ser la primera muestra de educación al comunicarte con los demás. La mayoría de las veces no hay una segunda oportunidad para causar una buena impresión.
A través de tu actitud, de los gestos y de la forma cómo te expresas verbalmente, depende que tu interlocutor se sienta reconocido, o, por el contrario, al ser ignorado, propicias inquietudes que pueden llevar a deterioro de una relación de amistad. El contacto visual, la sonrisa, el apretón de manos o el saludo de beso y la efusividad al hacerlo transmiten información, ya que reflejan tu personalidad, grado de empatía y respeto hacia los demás.
Cuando te encuentras con una persona el primer contacto es visual, miras a los ojos y sonríes. Esto demuestra franqueza y crea conexión entre dos personas. La mirada puede delatar tu estado de ánimo y a través de ella se pueden intercambiar emociones positivas o negativas. Es una de las herramientas más eficaces de la comunicación no verbal. En alguna ocasión te podrás encontrar con personas que por su timidez o mala educación bajan la mirada e ignoran haberte visto para evitar una posible conversación. Un acto de mala educación como este crea malestar y puede ser mal interpretado, genera críticas y distanciamiento en las relaciones personales.
La sonrisa es un gesto que genera confianza, credibilidad y facilita las relaciones con los demás. Tiene un gran poder de atracción, demuestra cercanía y comunicación. Al sonreír debes ser sincero, amable y auténtico.
Una presentación o un saludo es una forma de comunicación muy importante. Marca pautas de comportamiento y forma parte de la cultura de cada país o región. Por lo tanto, es importante conocer las costumbres o creencias de cada lugar para no equivocarte e incomodar a los demás en el momento del primer contacto. De ahí el refrán que reza: “Al país que fueres, haz lo que vieres”.
En algunas partes el abrazo puede ser recibido como un gesto de aprecio hacia otra persona, sin embargo, en otro lugar el contacto físico puede resultar invasivo y mal recibido. En la India, por ejemplo, se saluda con el gesto de namasté que se acompaña con una inclinación de la cabeza y las palmas de las manos abiertas unidas entre sí. En Japón se saluda con una ligera inclinación de la cabeza. En España con dos besos en la mejilla. Es muy importante conocer y adoptar el protocolo del saludo de cada país que visitamos para facilitar las relaciones personales, diplomáticas o de negocios.
En Occidente el saludo más usual es el apretón de manos, demuestra efusividad y es un gesto casi universal de acercamiento. Estrechar las manos es una acción amable de comunicación y caracteriza a las personas. La forma de hacerlo define quién eres, transmite información sobre tu personalidad y por lo tanto debe ser breve, agradable y firme que demuestre seguridad.
La etiqueta del saludo tiene un orden de precedencias al igual que en las presentaciones. Si al saludar te encuentras ante una persona de mayor jerarquía debes esperar a que sea esa persona quien extienda la mano e inicie la conversación; el hombre extiende la mano a la mujer; la persona más joven a la de mayor edad. Hay excepciones dependiendo del grado de confianza.
En esta nueva realidad que estamos viviendo en la cual evitas el contacto físico y cubres gran parte de tu rostro para evitar contagios, es cuando mayor importancia adquiere la comunicación verbal y no verbal en el saludo. Debes expresar calidez y transmitir confianza. Es importante saber interpretar el deseo de acercamiento por parte de tu interlocutor ante el saludo de manos, el beso o el abrazo. Es posible que algunas personas sientan prevención con el contacto físico y es algo que se debe respetar. La forma de saludar en estos tiempos se convierte en una decisión personal sin olvidar la información que transmite tu mirada, la sonrisa y la expresión verbal.
La Navidad es la época más hermosa del año en donde están latentes los sentimientos de alegría y buenos deseos hacia las personas que queremos. Estrecha los vínculos de amistad, transmite cercanía y amabilidad a través de manifestaciones de afecto efusivas y auténticas.
¡Feliz Navidad!
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