Cumplió 10 años y ya tiene definido qué quiere ser cuando sea grande: “chef y doctora”.
Lo que no tiene claro Christina Esteban Molano es en qué se va a especializar porque sus papás ejercen dos ramas distintas de la salud: Hernando es urólogo y Elvia, otorrinolaringóloga, una de las más expertas en el manejo del vértigo en Latinoamérica.
Christy, como la llaman sus amiguitas, heredó la pasión por la cocina de su abuela, Helda Villalba, y de su tía materna, Helda Molano. A su papá también le encanta inventar platos deliciosos con lo que encuentra en la nevera.
La pequeña chef ha tomado en serio este arte que disfruta como si fuera una profesional.
Los fines de semana prepara el desayuno para toda su familia, y a la carta; cada quien pide lo que se le antoja y ella complace. Lo que más hace son panqueques y huevos revueltos, que le quedan como en los restaurantes. Es su especialidad.
Christy ha participado en competencias en el colegio Marymount, donde cursa quinto grado.
Una de sus gratas experiencias en gastronomía es que le escribió al reconocido Chef Gordon James Ramsay, dueño de restaurantes y presentador de televisión británico, y le contestó.
Ese gesto ha sido maravilloso para ella y lo guarda como un bello recuerdo. Él es un personaje de la gastronomía que ha sido condecorado con 17 estrellas Michelin, y Christi no se pierde sus programas, de los que ha aprendido muchísimo.
Sus papás la apoyan. Le compran todo lo que ella necesita para su seguridad.
“Jamás se ha quemado, gracias a Dios. Es muy cuidadosa, se pone gafas y se sube a un banquito que le compramos para que esté a la altura del mesón”, anota la mamá.
A veces cocina con su papá, y empiezan a inventar recetas.
Christy solo tiene 3 años metiéndose a la cocina y se le mide a cualquier reto.
Su papá le enseñó a encender el fogón, a amasar, a hacer empanadas y arroces. Durante la pandemia, mientras estuvo en casa, pidió de regalo de Navidad el libro de su ídolo en gastronomía Gordon James Ramsay y lo consulta cada vez que quiere hacer algo muy especial.
Trabaja con medidas exacta, por eso sus recetas salen en su punto, como a ella le gusta.
Sabe los trucos para bajar la sal y el dulce cuando se equivoca.
Estando en pandemia participó en un reality en el colegio y escogió cocina. Preparó un pollo apanado o Crispi y lo llamó Pollo Christy. Y se lo ganó.
El año pasado también la escogieron con su receta favorita. Hizo un flan de caramelo. Pasó todo el día preparándolo. A las 7 de la noche quiso que sus abuelitos, Helda Villalba, Hernando Esteban y Erlinda, y su tía Helda Molano lo probaran y los papás tuvieron que salir a llevar el postre.
También sabe hacer el arroz tai que aprendió leyendo y viendo televisión cuando termina de hacer sus tareas escolares.
Ella no solo les prepara a sus papás el desayuno también el almuerzo cuando es necesario.
En estos días su papá le compró una paellera pequeña porque quiere aprender a hacer paella.
Además de gafas tiene guantes, delantal y todos los utensilios que necesita para desenvolverse fácilmente.
Cuando su mamá sale a hacer el mercado hace la lista de lo que necesita para preparar un pollo al limón, o una salsa para espaguetis.
Lo interesante de Christy es que es recursiva, deja todo limpio cuando termina y saca tiempo para compartir con sus amiguitas; tiene muchas, pero se reserva el nombre de las más, más amigas, para no herir los sentimientos de las demás.
Antes practicaba basquetbol y descubrió que en la natación se siente como pez en al gua.
Reconoce que no tiene horario para entrar a la cocina y le encanta arreglar o cambiar el sabor de lo que deja preparado la empleada doméstica.
De las frutas tropicales prefiere la patilla y el melón.
Bueno… es una niña que come bien como su hermano Santiago y sabe lo que está bien preparado, porque tiene un paladar exigente.
Ambos son líderes y tienen claro que deben dejar huella en el mundo, como se lo han inculcado sus papás.