Nació para ser músico
Gustavo Adolfo Choperena, más conocido en el mundo artístico como “Gussho”, supo desde niño que quería ser músico.
Y así lo ha demostrado a lo largo de su vida. Nació en Barranquilla hace 30 años y es hijo del fotógrafo profesional Tino Choperena y Vivian Ramírez.
Descubrió su gusto por la música a muy temprana edad. Recuerda que cuando tenía 12 años sus vecinos de enfrente conformaron una banda y ensayaban las canciones de Andrés Cepeda. “Todas me las sabía. Eran mayores y no me daban la oportunidad de cantar porque disque era muy chiquito”.

Hasta que un día, cuenta Gussho que en un ensayo faltó el cantante principal y cruzaron la calle para preguntar si le daban permiso para cantar.
Les encantó su voz y su carisma. Ese mismo día salieron por el barrio Betania, al norte de Barranquilla, a ponerle serenatas a todas las niñas de la cuadra.
La influencias musicales de GUSSHO vienen de su padre. Creció escuchando a Leonardo Fabio, Nino Bravo, Leo Dan, Sandro, entre otros. La balada romántica marcó su vida… y por el lado de su prima Margarita despertó el amor más grande que pudo sentir por un género musical: la salsa.
Reconoce que sus ídolos musicales de toda la vida han sido y serán Luis Miguel, Juan Carlos Coronel y Moisés Angulo.
Cuando era niño siempre los imitaba. “Creo que fue un don que Dios me regaló además del canto… la capacidad de imitar personajes famosos”.
Sus ganas por cantar lo llevaron a organizar la primera agrupación musical de la cual sería, por supuesto voz líder: Orquesta Kallient, conformada por puros jóvenes universitarios con su misma afición. “Nadie leía partituras, todo lo aprendíamos de memoria. Fueron bellas épocas…”.

Después llegó a ser parte de otras orquestas como Quillao, Richie Sax y El Quinto Piso.
Su primera producción musical se llamó ‘Mi Historia’, un cd de salsa en el que grabó seis temas: tres inéditos y tres ‘covers’ de los artistas Ricardo Arjona, Ricky Martin y Robi Draco Rosa. “Fue un homenaje al género que me apasionó desde que lo escuché y que en ese momento estaba viéndose muy opacado por el reggaetón, teníamos que grabar salsa o tropical, no dejar que murieran esos géneros”.
Después de estudiar comunicación social y periodismo GUSSHO decidió viajar a Argentina para buscar empleo. Pero nuevamente la música tocaba su puerta. Participó en un reality llamado ‘Soñando por Cantar’ en el cual llegó a la final y obtuvo gran reconocimiento en ese país.
“Era increíble salir a la calle y la gente pidiéndome autógrafos y tomándose fotos conmigo… Una experiencia muy bonita que no había vivido en mi país”.

En Argentina se formó vocalmente con el músico Guillermo Brutto.
Pero volvió a Colombia y como mandado por Dios apareció en su vida un gran amigo de sus padres, Jorge Padilla, quien le propuso hacer parte de la orquesta que estaba conformando llamada ‘La Bandola’, en la que estuvo durante cuatro años, ganó dos Congos de Oro, viajó por toda Colombia y acompañó en los coros a diversos artistas internacionales como Rey Ruiz, Charlie Aponte, Jhonny Ventura, Óscar de León, Gabino Pampini, Huey Dunbar, Elvis Crespo y Michel el Buenón, y grabó un tema a dúo con la japonesa Nora Suzuki de la orquesta de La Luz de Japón.
Fue en esta orquesta donde conoció a la que hoy por hoy considera una de sus maestras en el canto, la gran Marynel Meola. “Me tuvo paciencia, mucho amor y me enseñó conceptos musicales y vocales que ni me imaginaba; le debo mucho, la llamo ‘Mi Magestra’, porque es una fusión de Maga con maestra”
En esta pandemia su actividad musical se ha visto fuertemente afectada. “Tocó reinventarme. Constituí junto a mi esposa (Kristel Bonett) una empresa de piyamas llamada ‘Nonna Maty’, nos ha ido bien”.
GUSSHO sigue con la microempresa, criando a su hijo Thiago de un año y ocho meses, y grabando dos sencillos que pronto lanzará en plataformas digitales. “Estoy explorando el género urbano, haciendo fusiones con merengue y salsa, para no perder nuestra esencia tropical… y movernos en las vertientes musicales que están de moda”.

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