Cartagenera en Viña Concha y Toro, en Chile
Colaboración de
Fabiola Oñoro
Un día pensó salir del país para buscar nuevos horizontes, tal como lo han hecho muchos jóvenes colombianos en busca de un mejor porvenir.
Tenía entonces 20 años. Habló con sus padres, Gabriel Navarrete y Zunny Cifuentes, los convenció, y empacó maletas para especializarse como experta en cata y sommelier en la Universidad Francesa Le Cordon Bleu en Lima, Perú.
Ella es Gina Navarrete Cifuentes, una joven cartagenera, quien con 30 años de edad es la jefe de servicios y sommelier de una de las viñas más reconocidas a nivel internacional como es Concha y Toro, en Santiago de Chile.
En el bachillerato se caracterizó por ser buena estudiante, siempre ocupaba los primeros lugares en los colegios Gimnasio Altair de Cartagena y Gimnasio Shekinah de Bogotá, donde graduó. En ese entonces ya sabía que no estudiaría ninguna profesión que tuviera que ver con las matemáticas, pues no era de sus materias preferidas.

Zunny, su mamá, dice que más bien siempre la vio inclinada hacia el diseño de modas, ya que era muy creativa y le gustaba decorar las camisetas blancas de algodón con diseños novedosos. Pero tampoco la balanza tiró para esa carrera.
Su mamá recuerda que quedó paralizada cuando su hija le dijo: “Mamá voy a estudiar gastronomía. Nunca imaginé que estudiaría culinaria, aunque cuando era niña le gustaba entrar a la cocina y miraba todo lo que allí se preparaba y hasta ayudaba”.
Gina estudió gastronomía en el Politécnico Internacional de Bogotá y fue allí donde comenzó a descubrir que le gustaba el manejo de los vinos y de otras bebidas en general. Motivada por ese gusto decidió especializarse en esto que le llamó fuertemente la atención, buscando siempre estar bien informada sobre el proceso de elaboración del vino.
Es amante del ciclismo de ruta y de velocidad, deporte que practica en sus momentos de esparcimiento.
Cuenta que para llegar al cargo que tiene en la Viña Concha y Toro tuvo que pasar por varios filtros, pero fue más grande su deseo de lograr ese trabajo que anheló desde el inició la especialización.
Se siente agradecida con Dios y con la vida por el crecimiento profesional que ha tenido en un país del que dice la ha recibido positivamente y la ha valorado como persona y por sus conocimientos.
“Llegar a una empresa de buen nivel en un país que no es el mío, me ha permitido mostrarme, adquirir una valiosa experiencia y conocer un estilo de trabajo en el que mis superiores han depositado su confianza para que pueda ejercer el cargo sin inconvenientes”, expresó Gina con gran satisfacción.
Su sueño ahora es tener un restaurante, ya que se siente segura de los pasos que tiene que dar para lograrlo y ofrecer buena comida, buen vino, servicio de excelencia y una experiencia inolvidable para los comensales que lo visiten.
