Una empresa de AMOR
Colaboración de Roque Herrera Michel
Psicólogo
“Cupido debe saber de economía”: -(Sandra Miranda Forero, economista colombiana)
El matrimonio o la convivencia duradera de dos seres que se aman se considera como una gran empresa dentro del proyecto de vida puesto que aporta mayor seguridad, madurez y fortaleza emocional al contarse con alguien confiable que le permite enfrentar con éxito los retos de la vida.
En este mundo moderno “líquido, volátil e inestable”, según el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, aún existen infinidad de personas que consideran que el matrimonio o la unión en pareja es la empresa más importante de la vida, pues de ello depende nada menos que la futura felicidad y bienestar de la sociedad.
Recordando el añejo refrán que rezaba que “Amor con hambre no dura” digamos que el sentimiento del amor no sobrevive en un hogar desorganizado y lleno de dificultades físicas y económicas. Esto es tan cierto que antes las uniones maritales se iniciaban con altas dotes y transacciones económicas que aportaban las familias como “inversión inicial “ para una pareja que arrancaba su proyecto de vida.
Posteriormente, a partir de la “revolución sexual” de finales del siglo pasado, se enfatizaron más las pasiones, y los deseos.
Con el tiempo se ha cuestionado este modelo de “amor libre y sin compromisos” porque las crisis familiares, divorcios, violencia intrafamiliar e hijos sin padres, han tomado proporciones alarmantes.
En el mundo actual muchos jóvenes no tienen mayor preocupación por formar una familia pues han surgido otras metas prioritarias en sus vidas tales como su autonomía, organización económica y realización profesional. No obstante, aún existen adultos jóvenes que le apuestan a un “amor con compromisos” producto, entre otras, de haber provenido de hogares con una sólida y fiel relación entre sus padres.
Es por eso importante ese intento de rescatar la imagen distorsionada del matrimonio (o convivencia estable y prolongada) y tratar de erradicar la “epidemia” mundial de uniones libres y volátiles que conllevan a separaciones, divorcios y desintegración de familias afectando el equilibrio emocional de parejas e hijos.

¿CASARSE ES UN BUEN NEGOCIO?
Es oportuno aclarar que el objetivo de una unión marital no es obtener utilidades ni ganancias económicas o materiales sino alcanzar la felicidad, bienestar y la realización plena de los que se unen en esta “sociedad”.
No obstante, Cupido debe saber de administración y economía. Hay que mirar el matrimonio o las uniones de hecho como un contrato (físico o psicológico) en el que los “socios” antes de unirse deben analizar el costo-beneficio del negocio. Las relaciones económicas tienen que estar muy claras y ser equilibradas de forma que nadie se sienta timado ni abusado.
Es un hecho que, si se sabe administrar inteligentemente esa convivencia, la misma puede ser un buen “negocio” ya que genera felicidad y bienestar integral a la vez que se incrementan los bienes y posesiones.
LA CLAVE ESTÁ EN LA ESCOGENCIA CUIDADOSA DE LA PAREJA “SOCIA”
La experiencia enseña que, como en el mundo de los negocios, la felicidad del matrimonio está en la exitosa escogencia de ese “socio” o compañera de fórmula que garantice bienestar y felicidad perdurables.
Algo que obstaculiza esa selección de la pareja perfecta es que esta decisión está cargada de aspectos biológicos, instintivos y emocionales los cuales perturban tomarla con la objetividad y racionalidad que requiere este paso vital de pasar de ser uno a ser dos.
DESTREZAS EMPRESARIALES EN LA SOCIEDAD CONYUGAL
Es de reconocer que los socios de una unión conyugal son “empresarios” por naturaleza, puesto que cada día están al frente de las operaciones y pormenores del hogar, lo cual exige una “serie de destrezas únicas” ya que se realizan tareas simultaneas en las que requieren asegurarse de que todo salga bien y a tiempo.
Se considera que el matrimonio es una empresa que debe manejarse con el cerebro (inteligencia racional)… pero con mucho corazón (Inteligencia emocional). En toda relación sana, empresarial o de negocios, es necesario ir madurando con el paso del tiempo e ir incrementando la capacidad de tomar decisiones equilibradas teniendo en cuenta tanto lo racional como los aspectos emocionales.

Las destrezas lógico-racionales que se requieren manejar en esta sociedad marital son:
· Como toda empresa sólidamente constituida debe constar de un buen equipo gerencial que gestione los recursos físicos, financieros y humanos.
· Planear y fijar objetivos en el corto, mediano y largo plazo.
· Manejo adecuado del presupuesto familiar en especial cuando existen responsabilidades de hijos, vivienda, transporte, alimentación, etc. El amor tiene costos al igual que los tiene cualquier empresa.
· Tomar decisiones efectivas
ante situaciones internas y externas que hay que sortear con coraje y valentía.
Entre las habilidades o competencias psico-emocionales necesarias para dirigir esta gran empresa se cuentan:
· Liderazgo compartido y circunstancial que ayude a sobrellevar exitosamente los tiempos de prosperidad y de crisis.
· Escuchar y ser escuchado. Comunicación sana y permanente de las ideas y sentimientos. Asertividad (tacto, tino y tono) en el manejo de la comunicación.
· Mantener viva la pasión. No perder el encanto y la motivación que los unió. Alguno de los miembros puede flaquear o desmotivarse de lo cual debe estar pendiente la pareja para apoyar emocionalmente a su compañero(a) en crisis.
· Compromiso y confianza mutua e incondicional. Trabajo en equipo. Capacidad de ayudar a superar los puntos débiles de la pareja.
· Manejo constructivo de los conflictos y las diferencias interpersonales que
inevitablemente pueden surgir al convivir dos personas que provienen de mundos diferentes.
· Autocontrol emocional y empatía. Creatividad e innovación. Flexibilidad y Resiliencia ante situaciones de cambios, riesgos y peligros.
· Puesta en práctica de valores y principios de convivencia. Cumplir acuerdos como respeto, fidelidad, responsabilidad, lealtad, control de tentaciones, entre otros.
En síntesis, como en el mundo empresarial, el triunfo de la convivencia entre parejas (estén casados o no) consiste en que los “asociados” pongan todo el empeño y el amor posibles para sacar lo mejor de sí mismos y lograr un vínculo
fuerte y una relación llena de confianza, felicidad y beneficios mutuos.
roquehmichel@hotmail.com