Por Adlai Stevenson Samper
El Carnaval 2025 estuvo en modo Shakira. Los dos conciertos de la cantante barranquillera se agotaron y fueron presentaciones apoteósicas por donde se les mire. La producción, el comportamiento del público totalmente empatado con su cantante; y ella, para no quedarse atrás, señalando que se “encontraba en casa”.
Así fue exactamente. Una comunión con la artista más famosa de su historia en una urbe con sólida trayectoria histórica cultural; y si miento al respecto allí están para afirmarlo Gabriel García Márquez, Alejandro Obregón, Luis Carlos Meyer, Nelson Pinedo, Pacho Galán; por citar unos cuantos.
De contera Shakira se tomó una foto en un bordillo de una casa en el barrio Boston que desde ese día se ha convertido en sitio de peregrinación, lo cual demuestra el poder de convocatoria de Shakira que en una ciudad descreída y sin apegos sacralizadores como Barranquilla no es poca hazaña. Pero el efecto del Carnaval “En Barranquilla se baila así” utilizando la imagen de la diva con su célebre movimiento de caderas no para allí. Sigue en diversas variables carnavaleras.
El efecto Shakira se inició desde el 2024 cuando se decidió trasladar la Guacherna para el sábado en vez del tradicional viernes para permitir el montaje de su segundo concierto del tour mundial ‘Las mujeres no lloran, facturan’. Muchos asistentes foráneos a los conciertos se quedaron para disfrutar el desfile nocturno guachernoso que además contó entre sus participantes, perfectamente camuflada en una comparsa, de Shakira y sus hijos.

Dos semanas antes del Carnaval el 80% de los palcos de la vía 40 estaban agotados. Una verdadera maravilla, un efectivo movimiento económico. Acotando además que los costos de la boletería de Shakira y los palcos oscilaban entre $300.000 y $1.000.000. Según analistas económicos la derrama de los conciertos -sin incluir costos de boletería- osciló aproximadamente en $70.000 millones impulsando hoteles, restaurantes, transportes y bares.
Sin contar con las expectativas que genera el inminente estado de sitio carnavalero con la llegada de aproximadamente quinientos mil visitantes que andaban asoleándose mientras los alisios se metían en los intersticios de camisas y blusas en una ofrenda impensada a los dioses divertidos de la befa y la recocha urbana. Las expectativas modestas calculaban que los ingresos generales generados pasaban de los $500.000 millones lo cual es buena noticia para el desarrollo comercial de la ciudad.
Ha sido tan intenso el trajín producido por el carnaval 2025 que la tradicional fiesta de polleras de la revista La Ola Caribe y la Fundación Compañía de Amigas,nnnnn en el Salón Jumbo del Country, agotó sus boletas. Al igual muchos otros eventos; y los gratuitos, como ‘Carnavalada’, ‘Noche del Río’ y ‘Noche de Tambó’ tienen estrategias logísticas y de seguridad para sus visitantes.
Todo ello mueve a pensar que es urgente que la Alcaldía, la Cámara de Comercio e instituciones culturales y otros gremios organicen una agenda durante todo el año para impulsar el desarrollo económico desde una perspectiva cultural. Ese filón no se puede desdeñar con ninguna excusa. No es casual añadir que fue en esta ciudad en donde se inició la modernidad cultural en Colombia con sus características de pionerismo en industrias como la radial, el cine y la fotografía y que fue; en el jardín de Bellas Artes, donde se firmó la ley que dio origen administrativo al Ministerio de las Culturas y los Saberes.
Hay que aprovechar el encanto internacional de Shakira, del Carnaval como patrimonio oral e intangible de la humanidad, las crecientes atracciones turísticas como el Malecón, Mallorquín, Puerto Mocho, el Magdalena, el parque Salamanca, el itinerario Obregón, Gabo, musical, gastronómico y del Centro histórico de Barranquilla. Es un segmento de la economía de la ciudad que genera empleos, bienestar y mejora sustancial en la calidad de vida de los habitantes de la Puerta de Oro de Colombia, la misma urbe sonora de “En Barranquilla se baila así”, del barranquillero que baila arrebatao y donde se queda todo el mundo, según Joe Arroyo, que la conoce y la aprecia, tal dice Gabo por la buena índole de sus gentes y la pureza de su luz.
