Una de las primeras mujeres que conocí en mis comienzos periodísticos fue a Cecilia Martínez Aparicio de Celia.
Elegante, discreta, sonriente, de conversación amena y llena de calidez humana. La veía en los cocteles al lado de su amado esposo, don Antonio Celia, un reconocido y apreciado industrial del calzado.
Siempre orgullosa de sus hijos, Antonio, Piero, Carla y Ricardo, cada uno en sus profesiones. Eran sus temas de conversación.
Junto con otras distinguidas damas de la sociedad barranquillera crearon el voluntariado ‘Ayudemos’, cuya presidenta es Lucía Ruiz Quijano de Fernández De Castro. Hacen una cena anual para recaudar fondos y destinarlos a la construcción de viviendas en un sector vulnerable de la ciudad.

Su hija Carla -la artista que durante doce años se dedicó en alma, vida y corazón al Carnaval de Barranquilla -vive en un apartamento cerca al suyo, para hacerle más compañía a su mamá en su viudez.
Ella es la primera que alaba sus pinturas y además le da sugerencias, porque tiene el ojo crítico para la estética.

Ceci, como la llaman cariñosamente sus amigas, goza de una prodigiosa memoria, y disfruta sus encuentros y conversaciones con sus primas mayores, noventeras, Gabriela y Catalina, ambas Martínez Aparicio.
Carla, además de mamá, es abuela. Y vive un gran momento: contenta con su etapa de artista plástica, que jamás ha dejado, y su pasión por la gastronomía frente a su restaurante Nonna Rosa. Una delicia!!!
‘Jardín Secreto’ es la nueva serie de acrílicos grandes, que ha terminado y en los que resalta el color y la composición del Caribe.
Así pasan Ceci y su hija Carla los días maravillosos en sus roles de mamá, abuela, artista, prima y amiga.
La familia de estas dos mujeres extraordinarias y muy apreciadas, ha crecido con nuevas mamás: Marisabel y María Catalina Gutiérrez Celia, hijas de Carla.

