por Loor Naissir
Dichosos los que nacieron en una ciudad y tuvieron todas las comodidades. Para los que tuvimos la fortuna de crecer en un pueblo sin agua y sin luz, la cosa fue distinta: se alumbraban las noches con la luna, lámparas a gas, velas y hasta con los grillos y las luciérnagas. Nos bañábamos con agua del aljibe, almacenada en las temporadas de lluvia. Tomábamos agua de la tinaja, que era previamente hervida, y sacada del mismo aljibe. Por eso cuando llovía era motivo de alegría para la gente, y para los campesinos ¡ni se diga! Florece el verdor de los prados, crecen los cultivos, se alegran las flores de los jardines, se aumentan los jagüeyes y las vacas y otros animales sacian su sed. Me encanta sentir el olor a tierra mojada, porque anuncia la lluvia. Recuerdo cuando cantábamos: “Qué llueva, que llueva, la Virgen de la cueva… que caiga un chaparrón pa bañarnos con jabón”. Haciendo fuerza para que San Pedro abriera las ‘compuertas’ y dejara salir la lluvia. Nos escondíamos cuando ésta venía acompañada de rayos, truenos y centellas. Nos abrazábamos y después corríamos y nos poníamos debajo de los canales de desagüe de los techos. De ahí brotaban chorros de agua fría. Compartíamos esos momentos con nuestros amigos. Qué delicia traerlos a mi memoria!
En esa época de infancia no sabía los beneficios que traía esta agua que caía del cielo como maná. Por eso en estos días de lluvia y un poco grises pienso que también tienen sus ventajas. Se baja la temperatura… Para muchos son días de sofá y sueño, y para otros… días de malhumor porque se forman los trancones y la gente llega tarde al trabajo. El agua es uno de nuestros bienes más preciados y está presente en todo lo que hacemos y a veces ni nos damos cuenta de su importancia. Al levantarnos, lo primero que hacemos es cepillarnos los dientes y lavarnos la cara, y es con agua; después hacemos el desayuno y ahí necesitamos el agua para el tinto o el jugo. Y así sucesivamente… Una de los beneficios del agua, especialmente en las ciudades de clima tropical, es que limpia y humedece el ambiente, mejorando la calidad del aire. El agua de lluvia está libre de cal y otros minerales; al ser recogida se puede almacenar y utilizar. Después de un largo período de sequía, no se aconseja recoger las primeras horas de lluvia, porque esta agua puede contener partículas contaminantes que estaban suspendidas en la atmósfera. Cada día salen recomendaciones para la recogida del agua de lluvia y su almacenamiento. Esta agua puede aprovecharse para tareas en el hogar. Se recomienda para regar las plantas, porque aporta oxígeno, sin arrastrar minerales ni agentes químicos. También puede aprovecharse para lavar los platos del día, o lavar a mano la ropa delicada. Además es ideal para lavarse el cabello. Bañarse con la lluvia es lo más divertido, es regresar a la niñez. No tengas pena de salir a la puerta de tu casa y mojarte con las dulces gotas de este bálsamo que cae del cielo como un regalo de Dios. Y a cantar…
“Que llueva, que llueva, la Virgen de la cueva, los pajaritos cantan, las nubes se levantan… Que sí, que no, que caiga un chaparrón con azúcar y turrón». Después de la lluvia aparece en el cielo otro de los más hermosos fenómenos de la naturaleza: el arco iris. Y contar los colores es otra maravilla!