por Danilo Cañizares
Crear un personaje es uno de los procesos más complejos del arte de actuar.
No se puede simplemente recitar una letra y atender las indicaciones de un director; de la construcción adecuada del personaje radica el éxito del mismo en la obra y su permanencia en el tiempo, sobre todo en la memoria de los espectadores.
Hoy quiero hablarles del momento en que preparé a un maravilloso actor para asumir uno de los personajes más emblemáticos de nuestra televisión: Hugo Lombardi en ‘Yo soy Betty, la fea’.
Era 1999 y yo trabajaba como Director Creativo del diseñador Ricardo Pava en Bogotá; estábamos implementando las ultimas metodologías de investigación y desarrollo para la moda en la empresa, y preparábamos nuestra colección para Textil Moda, cuando Fernando Gaitán me solicitó que le enseñara a Julián Arango todo acerca de la moda, porque su nuevo personaje exigía un conocimiento completo que nadie tenía.
Eran los años en que no había redes sociales, no existían los ‘influencers’, nadie serrogaba el derecho de hablar de moda y sentirse experto, solo aquellos que habíamos estudiado para ello y así fue. Julián se trasladó a mi oficina por 2 semanas y se sentó a mi lado a leer revistas, a ver modelos, videos y a aprender cómo armábamos colecciones, seleccionábamos colores y texturas, e íbamos creando el espíritu de la marca. Recuerdo que él no podía creer que nuestro mundo fuera tan complejo, al igual que la mayoría de las personas, pensaba que se diseña desde la mente y con el aporte del buen gusto, cuando es bien distinto.
Estudió historia del traje con unos libros que le entregué, estilo, tipologías de consumidores y universos de moda y consumo, antropometría y un poco de visagismo. En fin, un curso ‘express’ que le permitiera hablar con propiedad; así mismo Fernando Gaitán me consultaba e iba incluyendo terminología especializada poco a poco en los libretos para que la historia se viera más creíble.
El caso es que aprendió y muy bien. Al finalizar el entrenamiento, Julián hablaba sobre telas e insumos y procesos de corte, confección y manualidades. se convirtió (al menos verbalmente) en una autoridad al respecto.
Recuerdo que más que hacer caricatura de un diseñador homosexual, exagerado y cómico, se buscaba crear un personaje excéntrico y egocéntrico y de allí Julián empezó la construcción de Hugo Lombardi que luego de casi dos años al aire, se quedó para siempre en el corazón de los televidentes.
Para las actitudes, ademanes y los mil dichos y palabras que inventó, Julián se apoyó en amigos gays que conoció en bares y discotecas y que le ayudaron a dar una mejor caricatura al personaje.
Siento que el papel es un poco brusco para las dinámicas de hoy, que buscan respetar los comportamientos y las características de las personas, pero lo cierto es que en ese entonces todos nos divertíamos y nadie se sentía ni vulnerado, ni maltratado por sus palabras y ademanes, decirle gorda y fea o negra a alguien, no tenía ninguna intención de maltratar o irrespetar; era simple diversión y todos nos reíamos a carcajadas.
Hoy, 21 años después, muchos amigos escuchan mi nombre en algunas escenas de la serie y me llaman a preguntar qué tengo que ver yo con ‘Betty la fea’, y a todos tengo que contarles la historia de cómo nació Hugo Lombardi.
Ahora soy yo el que tiene la cabeza rapada y sigue usando gafas y quien se ríe cada vez que Julián en su ‘stand up comedy’ me recuerda y me agradece la creación del personaje.