“Oiga, mire y vea”… véngase a Barranquilla para que vea
Una caleña enamorada del Caribe
Llegó a Barranquilla precisamente enamorada de un currambero y aquí echó raíces y ha hecho realidad su gran pasión por la gastronomía, un complejo mundo de sabores y saberes.
Astrid Lozano, caleña egresada del Colegio Bolívar de su ciudad natal y profesional en Finanzas y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia en Bogotá, es hoy una empresaria de la gastronomía, graduada de Cocinera del Instituto de Gastronomía Gato Dumas.
También es especialista en Pedagogía Infantil con maestría en Educación de la Universidad del Norte.
Tiene una agenda muy apretada. Entre atender a su familia y las ocupaciones profesionales, sacó un espacio para tomarse las fotos y contestar las preguntas de LA OLA CARIBE.
¿Cuándo y qué te motivó a venir a vivir a Barranquilla?
-Conocí a mi esposo Enrique Carvajales estudiando en Bogotá. Nos casamos en 1997 y nos mudamos a Barranquilla tres años después, con el firme propósito de iniciar nuestro proyecto de vida juntos, en un lugar cálido, de brazos abiertos y con grandes oportunidades.
Con su hija Gabriela, quien es médica de la Universidad del Norte y se especializa en dermatología en La Habana, Cuba.
¿Cómo y por qué entraste al mundo de la gastronomía?
-Mi madre me recomendó -con mucha sabiduría- estudiar una carrera que me permitiera crear y manejar una empresa. Fue así como fui construyendo un balance entre ser esposa, madre y desarrollarme profesionalmente en lo que me apasionaba. Con los años fui adquiriendo las herramientas necesarias, en cada etapa de mi vida para luego ahondar en este mundo de los sabores y los fuegos ya que
la cocina no es sólo preparar alimentos, es toda una receta compleja que requiere de mucha disciplina y perseverancia. Con creatividad, búsqueda de detalles y un firme propósito, vas encontrando un estilo donde disfrutas del placer de servir.
¿Era el momento oportuno para explorar este negocio?
-A la vocación no se renuncia. Una vez identificas que amas lo que haces, eres bueno en ello, ofreces un producto que el mundo necesita, y recibes algo a cambio, has encontrado tu propósito de vida. Hoy puedo decir que he encontrado la receta ideal en la cual lo apasionante de mi profesión se ha convertido en mi visión y misión de vida.
¿Cuántos restaurantes manejas?
-En este momento tenemos dos restaurantes en Marquesa del Prado, una hermosa casa patrimonio que le da vida a Olio Ristobar, de inspiración mediterránea con ingredientes locales, y Jade, restaurante asiático mestizo que ofrece variedad de sushi, cocina nikkei y wok.
¿Qué fue lo primero que aprendiste a preparar en tu vida?
-Recuerdo con alegría y nostalgia la torta de plátano con queso que preparaba mi abuelita. El olor a clavos, canela y el plátano maduro caramelizándose. La casa entera era una delicia.
¿Qué te gusta que te preparen en tu restaurante?
-Me gusta que me sorprendan. Tengo un equipo de trabajo comprometido y siempre en búsqueda de nuevas pospuestas con quienes me divierto compartiendo ideas. Además, estoy permanentemente probando los platos que ofrecemos para garantizar estándares de calidad.
¿Te gusta meterte a la cocina en tu casa?
-Me encantan las cocinas, no sólo la mía. Son el corazón de una casa, donde se comparten tradiciones, vivencias y dejan los mejores recuerdos. Todos los sentidos convergen alrededor de una buena comida.
¿Qué añoras de tu ciudad?
-Los sabores y olores de comidas que recuerdan mi infancia. Aquellos encuentros familiares que llenan el corazón de amor y que me recargan de emociones hasta una próxima visita.
¿Qué resaltas de Barranquilla?
-Su diversidad cultural y gastronómica. Su visión de ciudad y potencial de desarrollo.
Cuéntanos una anécdota en el campo gastronómico.
-El segundo día del primer Sushimaster, nos quedamos sin producción a las 7 pm. ¡Fue increíble! Tuve que ser valiente y salir frente a una larga fila a decir que ya habíamos vendido todo, que los esperábamos al día siguiente. Fue una semana sin dormir. Habíamos proyectado un cierto número de ventas de sushi y lo triplicamos. Fue una experiencia única que nos ayudó a consolidarnos como equipo.
¿Dinos tres palabras que calificarían tu pasión por la cocina?
-Amor, dedicación y disciplina